lunes, 19 de enero de 2009

El bien, el mal y la 'personalidad disidente'

Para mí el bien y el mal no son algo objetivo sino que dependen del punto de vista subjetivo de cada persona o sociedad. A menudo tienen que ver simplemente con las costumbres dentro de una determinada sociedad o cultura.

En una región y época determinada predomina una corriente moral mayoritaria (producida por diversas influencias como la religión, la educación, los libros, la moda, etc). Dentro de cada sociedad hay quienes están muy apegados a la corriente moral predominante; y también hay quienes están menos marcados por esa corriente predominante. A los individuos más independientes les influye muy poco la moral predominante y se podría decir que son amorales (no comparten la moral comunitaria), o simplemente que sienten su propia moral individual.

Por ejemplo, no hace tanto tiempo que en cierta cultura se consideraba que la mujer no debía trabajar (se entiende que se referían a trabajar fuera de casa) y era la convicción predominante de esa época. Hoy día sin embargo a la mayoría le parece bien que la mujer trabaje. Otro ejemplo son las costumbres en el vestir, como la altura a la que se consideraba correcta la falda de una mujer (por encima del tobillo llegó a parecer indecente en su día).

Como vemos, en ocasiones la moral predominante va cambiando con el tiempo. Aunque no siempre: generalmente se considera "malo" matar. Aunque se admiten numerosas excepciones: matar por la patria (la guerra), matar animales ("a fin de cuentas no son de los nuestros", parecen pensar), o la existencia de la pena de muerte en algunos países. En general podríamos decir que se ve bien matar cuando se hace con el respaldo de la mayoría de la comunidad (guerras, etc).

La personalidad disidente consiste en no dejarse llevar demasiado por la moral predominante en una determinada época. Las personas con personalidad disidente conocen la moral grupal y la siguen en sus acciones si es conveniente, pero interiormente tienen su propio criterio que a menudo difiere bastante de la moral de moda. Cuando expresan con su conducta esta divergencia de parecer, resulta chocante. En los casos de una discrepancia "ligera", como podría ser la convención acerca de la altura decente de una falda, la actitud divergente a menudo es tomada como sana rebeldía y es admirada por algunas personas. Si la discrepancia es abismal, por ejemplo si toca algún tabú "intocable" como por ejemplo la muerte, entonces generalmente queda incluso fuera de la ley y el resultado es calamitoso e inaceptable para cualquier persona decente (son los que siguen la moral predominante, o al menos las fundamentales: las leyes).

Las leyes son también subjetivas, son costumbres reglamentadas. Son útiles especialmente para las personas necesitadas de reglas (en este sentido podríamos hablar también de una personalidad sumisa, que tienen las personas que necesitan de reglas bien claras por las que regirse, para así sentirse integrados y saber a qué atenerse dentro de una sociedad determinada).

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