martes, 27 de enero de 2009

Ah, L'Amour: cortometraje de Don Hertzfeldt

Cortometraje del animador californiano Don Hertzfeldt. Un tipo un tanto despistado va cayendo en manos de mujeres con muuuucha personalidad jejeje... Duración: 2 minutos 15 segundos



Para verlo directamente en la web de youtube: http://es.youtube.com/watch?v=kYqKucJTn2c

lunes, 26 de enero de 2009

Zombificación

Es lo que sucede cuando uno se cree demasiado lo que dice otro (creerse lo que sale en TV, radio, prensa, libros, internet, tertulias de bares, chismorreos de las vecinas, etc).

Y así uno se vuelve Zombi. Pero bueno, la vida sigue. Otro día hablaremos de la deszombificación... jejeje

domingo, 25 de enero de 2009

Mirindas asesinas (cortometraje de Álex de la Iglesia)

Es breve, dura algo menos de 12 minutos (11 minutos 41 segundos) y el actor Álex Angulo lo hace genial. Los peligros de un chiflado a quien le molesta enormemente que no le entiendan literalmente.



Link directo para verlo en youtube: http://es.youtube.com/watch?v=tmO_BK6I9WY

viernes, 23 de enero de 2009

Entrevista a un asesino: Bobby Beausoleil


Beausoleil (RB): Lo que sucede, sucede. Todo está bien.
Truman Capote (TC): ¿Considera usted que está bien matar a personas inocentes?
RB: ¿Quién dijo que eran inocentes?
TC: Bueno, ya volveremos a eso. Pero ahora: ¿cuál es su propio sentido de la moral? ¿Cómo distingue usted el bien y el mal?
RB: ¿El bien y el mal? Todo está bien. Si sucede, tiene que ser bueno. De otro modo, no sucedería. Es, sencillamente, el modo en que discurre la vida. Cómo mueve las cosas. Yo me muevo con ella. No hago preguntas.

Robert Kenneth "Bobby" Beausoleil nació el 6 de Noviembre de 1947, en Santa Barbara, California; es un actor, músico y estuvo relacionado con la "Familia" de Charles Manson. Fue declarado culpable de matar al profesor de música Gary Hinman en 1969, y ha estado encarcelado desde su arresto por este delito.

A los pocos días de haberse cometido el crimen, Beausoleil fue detenido mientras manejaba el auto de la víctima. Así, fue que Manson y sus secuaces planearon cometer una serie de homicidios de características similares al de Hinman con la esperanza de conseguir su libertad. Si se encontraba detenido, Beausoleil no podría ser el autor de los nuevos asesinatos ni tampoco haber cometido el del músico.

Por orden de Manson sus compinches Tex Watson, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Hooten se dirigieron hasta la residencia de los Polanski, consumaron la masacre y dejaron una inscripción parecida a la que se encontró en la vivienda de Hinman. Días después, junto a su líder, repitieron la misma estratagema con los Lo Bianco (en los 3 casos se hacía alusión a variantes de la palabra "PIG", que en inglés significa "cerdo").

"Aunque nada de eso se dijo en los juicios, lo hicieron para sacarme de la cárcel", afirmó Beausoleil.

La entrevista siguiente se la hizo Truman Capote y la publicó en uno de los capítulos de su libro "Música para camaleones". Si Bobby Beausoleil es un psicópata o no, esto deberían decirlo los psiquiatras, pero la entrevista deja traslucir pistas sobre este punto jejeje

Para más detalles sobre la muerte de Gary Hinman y la relación de Beausoleil con Charles Manson, ver el artículo de T. Capote, que copio ya a continuación. He aquí la entrevista:

Y LUEGO OCURRIÓ TODO

Escenario: Una celda de máxima seguridad en un pabellón del penal de San Quintín en California. La celda está amueblada con una simple colchoneta, y su inquilino permanente, Robert Beausoleil, y su visitante se ven obligados a sentarse en ella en una postura más bien encogida. La celda está limpia, ordenada. Una guitarra reluciente destaca en un rincón. Pero es una avanzada tarde de invierno y en el aire titubea un escalofrío, incluso una pizca de humedad, como si la niebla de la bahía de San Francisco se hubiera infiltrado en la propia prisión.

A pesar del frío, Beausoleil está sin camisa, sólo lleva unos pantalones de dril de la cárcel, y está claro que se encuentra satisfecho de su aspecto, en especial de su cuerpo, que es ágil, felino, con armoniosa forma física si se tiene en cuenta que lleva encarcelado más de diez años. El pecho y los brazos ofrecen un panorama de emblemas tatuados: exuberantes dragones, ovillados crisantemos, serpientes desenroscadas. Algunos consideran que es extraordinariamente guapo; lo es, pero en un estilo de chulo pasado de moda. No es sorprendente que de niño trabajara de actor y apareciese en varias películas de Hollywood; después, cuando era un muchacho joven, fue durante un tiempo el protegé de Kenneth Anger, el realizador experimental (Scorpio Rising) y escritor (Hollywood Babylon); de hecho, Anger le dio el papel principal de Lucifer Rising, película inacabada.

Robert Beausoleil, que ahora tiene treinta y un años, es el verdadero personaje misterioso de la secta de Charles Manson; más exactamente -y ésta es una cuestión que nunca ha salido claramente a la luz en las explicaciones de la tribu-, es la clave del misterio de las incursiones homicidas de esa llamada familia Manson, sobre todo de los asesinatos de Sharon Tate y de los Lo Bianco.

Todo comenzó con el asesinato de Gary Hinman, un músico profesional de mediana edad que hizo amistad con varios miembros de la hermandad de Manson y que, para su desgracia, vivía en una pequeña y apartada casa de Topanga Canyon, en el condado de Los Angeles. Hinman fue atado y torturado durante varios días (entre otras barbaridades, le cortaron una oreja) antes de que le dieran el último tajo de gracia en la garganta. Cuando se descubrió el cuerpo de Hinman, hinchado y lleno de moscas de verano, la policía descubrió inscripciones sangrientas en las paredes de su modesta casa («¡Muerte a los cerdos!»), similares a las que pronto se encontrarían en las casas de la señorita Tate y del matrimonio Lo Bianco.

Sin embargo, justo unos días antes de los asesinatos de Tate-Lo Bianco, Robert Beausoleil, capturado mientras conducía un coche que había sido propiedad de la víctima, se encontraba detenido y en la cárcel, acusado de asesinato del indefenso señor Hinman. Entonces fue cuando Manson y sus compinches, con la esperanza de liberar a Beausoleil, concibieron la idea de cometer una serie de homicidios similares al del caso Hinman: si Beausoleil seguía encarcelado en la fecha de tales asesinatos, ¿cómo podría ser culpable de la atrocidad cometida con Hinman? O así razonaba la banda de Manson. Lo que significa que fue por devoción a Bobby Beausoleil por lo que Tex Watson y esas jóvenes asesinas, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Hooten, emprendieron su satánica misión.

RB: Qué raro. Beausoleil. Eso es francés. Mi nombre es francés. Significa Bello Sol. No te jode. Nadie ve mucho el sol dentro de este lugar de veraneo. Escuche las sirenas de niebla. Como el pitido de los trenes. Ayes, ayes. Y en verano es peor. Tal vez haya más niebla en verano que en invierno. El tiempo. A tomar por culo. Yo no voy a ninguna parte. Pero escuche. Ayes, ayes. Así que ¿dónde ha estado usted todo el día?

TC: Por ahí. He tenido una pequeña conversación con Sirhan.

RB (risas): Sirhan B. Sirhan. Lo conocí cuando me tuvieron en el pabellón de la muerte. Es un enfermo. No sé por qué está aquí. Debería estar en Atascadero. ¿Quiere un chicle? Sí, vaya, parece que aquí está usted como en su casa. Le observé ahí fuera. Me sorprendió que el guardián lo dejara andar solo por el patio. Alguien podría pincharlo.

TC: ¿Por qué?

RB: Por gusto. Pero ha venido mucho por aquí, ¿eh? Me lo han dicho algunos compañeros.

TC: Quizá media docena de veces, en distintos proyectos de investigación.

RB: Aquí sólo hay una cosa que no he visto. Pero me gustaría ver esa habitación verde manzana. Cuando me enchironaron por ese asunto de Hinman y me dieron sentencia de muerte, pues, bueno, me tuvieron una buena temporada en el pabellón de la muerte. Justo hasta que el tribunal abolió la pena capital. Así que solía preguntarme por el cuartito verde.

TC: En realidad, son tres habitaciones.

RB: Yo creía que era una habitación redonda con una cabaña, una especie de igloo en el centro, con paredes de cristal. Con ventanas para que los testigos puedan ver desde fuera cómo mueren los tíos asfixiados con ese perfume de melocotón.

TC: Sí, ésa es la cámara de gas. Pero cuando bajan al prisionero del pabellón de la muerte, del ascensor se sale directamente a una sala «de espera», contigua a la de los testigos. En esa sala «de espera» hay dos celdas, por si se produce una doble ejecución. Son celdas corrientes, exactamente iguales que ésta, y el condenado pasa allí la última noche antes de que lo ejecuten por la mañana, leyendo, escuchando la radio, jugando a las cartas con los guardianes. Pero he descubierto algo interesante: que hay una tercera habitación en esa pequeña suite. Está detrás de una puerta cerrada, inmediatamente contigua a la celda «de espera». Sencillamente, abrí la puerta y entré, y ninguno de los guardianes que me acompañaban intentó detenerme. Y era la habitación más inquietante que hubiese visto jamás. Porque, ¿sabe lo que había en ella? Todos los desechos, todos los objetos personales que los distintos condenados han dejado en las celdas «de espera». Libros. Biblias, novelas del Oeste y de Erle Stanley Gardner, de James Bond. Periódicos viejos, de color amarillento. Algunos de ellos de hace veinte años. Crucigramas sin acabar. Cartas sin terminar. Fotografías de la novia. De niños, borrosas y arrugadas. Patético.

RB: ¿Alguna vez ha visto gasear a un tipo?

TC: Una vez. Pero él hizo que pareciese un juego. Estaba contento de ir, quería acabar de una vez, se sentó en aquella silla como alguien que va al dentista a hacerse una limpieza de boca. Pero en Kansas vi ahorcar a dos hombres.

RB: ¿Perry Smith? ¿Y cómo se llamaba el otro...? ¿Dick Hickock? Bueno, una vez que pegaran contra el extremo de la cuerda, no creo que sintieran nada.

TC: Eso fue lo que nos dijeron. Pero después de caer siguieron viviendo... quince, veinte minutos. Forcejeando. Jadeando. Su cuerpo luchaba por vivir. No pude evitarlo: vomité.

RB: Quizá no sea usted tan frío, ¿eh? Y lo parece. Así que ¿se queja Sirhan de que lo mantengan en régimen de aislamiento?

TC: Algo así. Está solo. Quiere mezclarse con los demás reclusos, unirse al conjunto de los internos.

RB: No sabe lo que le conviene. Si sale, seguramente lo mataría alguien.

TC: ¿Por qué?

RB: Por la misma razón por la que él mató a Kennedy. Fama. La mitad de los asesinos lo que quieren es fama. Que su fotografía salga en el periódico.

TC: Esa no es la razón por la que usted mató a Gary Hinman.

RB: (Silencio.)

TC: Fue porque usted y Manson querían que Hinman les diera el dinero y el coche, y cuando él se negó..., entonces...

RB: (Silencio.)

TC: Estaba pensando. Conozco a Sirhan, y conocí a Robert Kennedy. Conocí a Lee Harvey Oswald y también a Jack Kennedy. Eso debe resultar increíble: que alguien conociera a esas cuatro personas.

RB: ¿Oswald? ¿Conoció a Oswald? ¿De veras?

TC: Lo conocí en Moscú justo después de que desertara. Una noche iba a cenar con un amigo, un corresponsal de un periódico italiano, y cuando llegó a recogerme me preguntó si me importaría hablar primero con un joven desertor norteamericano, un tal Lee Harvey Oswald. Oswald residía en el Metropole, un antiguo hotel zarista, al lado de la plaza del Kremlin. El Metropole tiene un enorme y melancólico vestíbulo lleno de sombras y de palmeras muertas. Y ahí estaba él, sentado en la penumbra bajo una palmera muerta. Delgado y pálido, de labios finos y aspecto famélico. Llevaba pantalones de faena, zapatillas de tenis y una camisa de leñador. Y en seguida se puso furioso; le rechinaban los dientes y sus ojos se movían de un lado a otro. Por todo esto estaba furioso: con el embajador norteamericano; con los rusos porque no le permitían quedarse en Moscú. Hablamos con él durante media hora, y mi amigo italiano no creía que mereciese la pena escribir un reportaje sobre él. Otro histérico paranoide más; rebosaba Moscú de ellos. No volví a pensar en él hasta unos años más tarde. Después del asesinato, cuando vi su fotografía en la televisión.

RB: ¿Significa eso que usted es el único que conoció a los dos, a Oswald y a Kennedy?

TC: No. Había una chica norteamericana, Priscilla Johnson. Trabajaba para la United Press en Moscú. Conoció a Kennedy, y se entrevistó con Oswald casi al mismo tiempo que yo. Pero puedo decirle algo más, casi igual de curioso. Acerca de esas personas que mataron sus amigos.

RB: (Silencio.)

TC: Yo las conocía. De las cinco personas asesinadas aquella noche en la casa de Tate, al menos conocía a cuatro. Conocí a Sharon Tate en el Festival de Cine de Cannes. Jay Sebring me cortó el pelo un par de veces. Una vez comí en San Francisco con Abigail Folger y su amigo, Frykowski. En otras palabras, conocí separadamente a cada uno de ellos. Y, sin embargo, allí estaban todos una noche, juntos en la misma casa y esperando a que llegaran los amigos de usted. Toda una coincidencia.

RB (enciende un cigarrillo y sonríe): ¿Sabe lo que le digo? Que no da mucha suerte. Mierda. Escuche eso. Ayes, ayes. Tengo frío. ¿Y usted?

TC: ¿Por qué no se pone la camisa?

RB: (Silencio.)

TC: Es curioso lo de los tatuajes. He hablado con varios centenares de hombres condenados por homicidio: múltiple homicidio, en la mayoría de los casos. El único denominador común que pude encontrar entre ellos fueron los tatuajes. Un largo de ochenta por ciento de ellos tenían muchos tatuajes. Richard Speck. York y Latham. Smith y Hickock.

RB: Me pondré el jersey.

TC: Si no estuviera aquí, si pudiera estar donde quisiese y hacer lo que le diera la gana, ¿dónde estaría y qué haría?

RB: Viajando por ahí. Corriendo con mi Honda por la carretera de la costa. Las curvas rápidas, las olas y el agua, mucho sol. Saldría de San Fran, en dirección a Mendocino, conduciendo entre las secoyas. Haría el amor. Estaría en la playa junto a unas fogatas, haciendo el amor. Tocaría música, bailaría, fumaría buena hierba de Acapulco y contemplaría la puesta de sol. Echaría al fuego maderas de la playa. Buenos polvos, buen hash, y viajando sin parar.

TC: Aquí puede conseguir hash.

RB: Y lo que quiera. Cualquier clase de droga, con dinero. Aquí hay tipos que se meten de todo.

TC: ¿Así era su vida antes de que lo detuvieran? ¿Sólo viajar? ¿Nunca tuvo un trabajo?

RB: De vez en cuando. Tocaba la guitarra en un par de bares.

TC: Tengo entendido que era usted un verdadero gallo. Prácticamente, el señor de un serrallo. ¿Cuántos hijos ha engendrado?

RB: (Silencio; pero se encoge de hombros, sonríe, fuma.)

TC: Me sorprende que tenga una guitarra. Algunas prisiones no lo permiten, porque pueden quitarse las cuerdas y utilizarse como armas. Para dar garrote. ¿Cuánto tiempo hace que toca?

RB: ¡Oh! Desde pequeño. Fui uno de esos niños prodigio de Hollywood. Aparecí en un par de películas. Pero mi familia estaba en contra. Son gente muy estricta. En cualquier caso, nunca me he preocupado por la actuación. Sólo quería escribir música, tocarla y cantar.

TC: Pero ¿rodó una película con Kenneth Anger, Lucifer Rising?

RB: Sí.

TC: ¿Qué tal se llevaba con Anger?

RB: Muy bien.

TC: Entonces, ¿por qué lleva Kenneth Anger un medallón con una cadena alrededor del cuello? En una cara del medallón hay una fotografía de usted; en la otra, la imagen de una rana con la inscripción: «Bobby Beausoleil transformado en rana por Kenneth Anger.» Un amuleto vudú, por decirlo así. Una maldición que le lanza, según parece, porque usted le robó. Se largó una noche con su automóvil y unas cuantas cosas más.

RB (entrecerrando los ojos): ¿Se lo ha dicho él?

TC: No, yo no lo conozco. Pero me lo han contado otras personas.

RB (alcanza la guitarra, la afina, la rasguea, canta): «Ésta es mi canción, ésta es mi canción, ésta es mi oscura canción, mi oscura canción...» Siempre quiere saber todo el mundo cómo me relacioné con Manson. Fue a través de nuestra música. Él también toca algo. Una noche que yo iba por ahí con un grupo de amigas. Bueno, llegamos a un tugurio de la carretera, una cervecería, con muchos coches fuera. Así que entramos, y ahí estaba Charlie con algunas de sus amigas. Todos nos pusimos a charlar y tocamos algo juntos; al día siguiente, Charlie vino a verme a mi camioneta y todos nosotros, su gente y la mía, terminamos acampando. Hermanos y hermanas. Una familia.

TC: ¿Consideró usted a Manson como un dirigente? ¿Se sintió inmediatamente influido por él?

RB: ¡No, diablos! Él tenía a su gente. Yo tenía a la mía. Si alguien se sintió influido fue él. Por mí.

TC: Sí, él se sintió atraído hacia usted. Embobado. O eso dice. Parece que usted produce ese efecto en mucha gente, hombres y mujeres.

RB: Lo que sucede, sucede. Todo está bien.

TC: ¿Considera usted que está bien matar a personas inocentes?

RB: ¿Quién dijo que eran inocentes?

TC: Bueno, ya volveremos a eso. Pero ahora: ¿cuál es su propio sentido de la moral? ¿Cómo distingue usted el bien y el mal?

RB: ¿El bien y el mal? Todo está bien. Si sucede, tiene que ser bueno. De otro modo, no sucedería. Es, sencillamente, el modo en que discurre la vida. Cómo mueve las cosas. Yo me muevo con ella. No hago preguntas.

TC: En otras palabras, no pone en tela de juicio el asesinato. Lo considera «bueno» porque «sucede». Justificable.

RB: Yo tengo mi propia justicia. Vivo según mis normas, ¿sabe? No respeto las leyes de esta sociedad. Porque la sociedad no respeta sus propias leyes. Yo hago mis leyes particulares y vivo de acuerdo a ellas. Tengo mi propio sentido de la justicia.

TC: ¿Y cuál es su sentido de la justicia?

RB: Creo que todo lo que va, vuelve. Que lo que sube, baja. Así fluye la vida, y yo me dejo llevar por ella.

TC: Lo que dice no tiene mucho sentido, al menos para mí. Y no le considero estúpido. Lo intentaremos de nuevo. En su opinión, está bien que Manson enviara a Tex Watson y a esas chicas a aquella casa para asesinar a unos completos desconocidos, a personas inocentes...

RB: Repito: ¿quién dice que eran inocentes? Se aprovechaban de los chavales después de drogarlos. Sharon Tate y esa banda. Ligaban jovencitos en el Strip, se los llevaban a casa y los azotaban. Y lo filmaban. Pregunte a la policía, que encontró las películas. Pero no le dirán la verdad.

TC: La verdad es que los Lo Bianco y Sharon Tate y sus amigos fueron asesinados para protegerlo a usted. Sus muertes estuvieron directamente relacionadas con el asesinato de Gary Hinman.

RB: Le entiendo. Ya sé adónde quiere llegar.

TC: Todos esos crímenes fueron imitaciones del asesinato de Hinman; para probar que usted no pudo haber matado a Hinman. Y, en consecuencia, sacarlo de la cárcel.

RB: Sacarme de la cárcel. (Halagado, asiente, sonríe, suspira.) Nada de eso salió a relucir en ninguno de los juicios. Las chicas subieron al estrado y trataron realmente de decir cómo ocurrió todo, pero nadie las escuchó. La gente sólo cree lo que dicen los medios de comunicación, que la programaron para que creyera que todo ocurrió porque pretendíamos iniciar una guerra racial. Que se trataba de negros malvados que iban por ahí haciendo daño a todos esos blancos buenos. Sólo que... fue como dice usted. Los medios de comunicación nos llamaban una «familia». Y es la única verdad que dijeron. Éramos una familia. Éramos madre, padre, hermano, hermana, hija, hijo. Si un miembro de nuestra familia se encontraba en peligro, no lo abandonábamos. Y por amor a un hermano, a un hermano que estaba en la cárcel acusado de asesinato, fue por lo que ocurrieron todos esos asesinatos.

TC: ¿Y no lo lamenta usted?

RB: No. Si mis hermanos y hermanas lo hicieron, entonces está bien. Todo está bien en la vida. Todo fluye. Todo está bien. Todo es música.

TC: Cuando estaba en el pabellón de la muerte, si lo hubieran obligado a bajar a la cámara de gas y oler los melocotones, ¿habría dado usted su aprobación?

RB: Si así hubiera ocurrido, sí. Todo lo que sucede es bueno.

TC: Guerra. Niños que mueren de hambre. Dolor. Crueldad. Ceguera. Prisiones. Desesperación. Indiferencia. ¿Todo es bueno?

RB: ¿Por qué me mira de ese modo?

TC: Por nada. Estaba observando cómo le cambia la cara. En un momento sólo con el más ligero desplazamiento de ángulo, tiene usted un aspecto bastante infantil, enteramente inocente, encantador. Y luego..., bueno, se le puede considerar como una especie de Lucifer de la Calle Cuarenta y dos. ¿Ha visto Night must fall? ¿Una vieja película con Robert Montgomery? ¿No? Pues es acerca de un perverso joven y muy simpático, de aspecto inocente, que viaja por la campiña inglesa conquistando a señoras viejas y decapitándolas para luego llevarse las cabezas metidas en sombrereras de cuero.

RB: ¿Y qué tiene que ver eso conmigo?

TC: Estaba pensando... que si hicieran una versión nueva, si alguien la americanizara convirtiendo al personaje de Montgomery en un joven vagabundo de ojos castaños y voz ronca, usted estaría muy bien en el papel.

RB: ¿Intenta decir que soy un psicópata? No estoy chalado. Si tengo que emplear la violencia, la empleo, pero no creo en el asesinato.

TC: Entonces, debo de estar sordo. ¿Me equivoco, o no acaba de decirme que está bien cualquier atrocidad que una persona pueda cometer contra otra, que todo está bien?

RB: (Silencio.)

TC: Dígame, Bobby, ¿cómo se considera a sí mismo?

RB: Como un presidiario.

TC: ¿Y aparte de eso?

RB: Como un hombre. Un hombre blanco. Y todo lo que un hombre blanco representa.

TC: Sí, uno de los carceleros me ha dicho que usted es el cabecilla de la Hermandad Aria.

RB (hostil): ¿Qué sabe usted de la Hermandad?

TC: Se compone de un puñado de tipos duros, blancos. Es una especie de asociación de carácter fascista. Empezó en California y se ha extendido por todo el sistema penitenciario norteamericano: de norte a sur, de este a oeste. Las autoridades penitenciarias la consideran como una cofradía problemática y peligrosa.

RB: Hay que defenderse. Nos superan en número. Usted no tiene idea de lo dura que es la vida aquí dentro. Tenemos más miedo el uno del otro que de los carceleros. Hay que estar alerta, en todo momento si no se quiere acabar con un pincho en la espalda. Los negros y los chicanos tienen sus propias bandas. Los indios también; o debería decir los «nativos americanos», así es como esos pieles rojas se llaman a sí mismos: ¡qué risa! Sí, señor, es duro. Con todas esas tensiones raciales, la política, la droga, el juego y la sexualidad. A los negros les agradan mucho los muchachos blancos. Les gusta meter sus grandes cipotes negros por esos apretados culos blancos.

TC: ¿Ha pensado en qué vida llevaría, si alguna vez le concedieran la libertad bajo palabra?

RB: Éste es un túnel al que no le veo salida. Nunca dejarán libre a Charlie.

TC: Espero que tenga razón, y creo que sí la tiene. Pero es muy probable que algún día le concedan la libertad bajo palabra. Tal vez más pronto de lo que se figura. Entonces, ¿qué?

RB (rasguea la guitarra): Me gustaría grabar música mía. Que la tocaran por radio.

TC: Ése era el sueño de Perry Smith. Y también el de Charlie Manson. Quizás tengan algo más en común que los simples tatuajes.

RB: Entre nosotros, Charlie no tiene mucho talento. (Rasgueando unos acordes.) «Ésta es mi canción, mi oscura canción.» Tuve mi primera guitarra a los once años; la encontré en el desván de mi abuela y aprendí a tocarla solo, y desde entonces he estado chalado por la música. Mi abuela era una mujer encantadora, y su desván era mi sitio favorito. Me gustaba tumbarme allí y escuchar la lluvia. O esconderme cuando mi padre venía a buscarme con el cinturón. Mierda. ¿Escucha eso? Ayes, ayes. Es como para volverse loco.

TC: Escúcheme, Bobby. Y conteste con cuidado. Suponga que cuando salga de aquí se le presenta alguien, digamos Charlie, y le pide que cometa un acto de violencia, matar a un hombre, ¿lo haría usted?

RB (tras encender otro cigarrillo y fumarse la mitad): Podría. Depende. Jamás tuve la intención de... de... hacer daño a Gary Hinman. Pero sucedió una cosa. Y otra. Y luego ocurrió todo.

TC: Y todo estaba bien.

RB: Todo estaba bien.

Referencias:

1) El libro Música para camaleones (el breve capítulo titulado: "Y luego ocurrió todo"), de Truman Capote.

2) Artículo sobre Bobby Beausoleil en Wikipedia (en inglés).

3) Web oficial de Bobby Beausoleil: http://www.beausoleil.net/

4) Artículo sobre Manson y Beausoleil, sobre el tema de las muertes de Hinman y las posteriores: La Familia Manson mató para proteger a uno de sus secuaces. Del único comentario que hay en ese blog he sacado una aclaración que me ha servido para matizar un trozo de la introducción que puse arriba y que difiere en un dato de los que menciona Truman Capote en la entrevista. Como postre de este post, copio el comentario íntegro:

Angelo dijo...

En realidad no está al 100% claro que realmente lo hiciesen para liberar a Bobby. En una de sus declaraciones Beausoleil dijo que habia sido para liberarlo pero tiempo después se desdijo afirmando que aquello habia sido una mera excusa para aprovechar el crimen de Hinman y comenzar con su "Helter Skelter" y guerras raciales ficticias, pues al parecer Manson ya hacia tiempo que estaba convencido de que el apocalipsis sucedería de forma inminente. Últimamente circula una nueva teoría (para mi la más lógica teniendo en cuenta la naturaleza de Manson y su entorno) y es que Susan Atkins y Leslie Van Houten, dos de las asesinas habian actuado en venganza contra Jay Sebring y su entorno ya que al parecer éste abusó de ellas y las sometió a vejaciones cuando ambas trabajaban de bailarinas en un club de strip tease. Un pequeño apunte: En el crimen de Hinman no se escribieron las palabras "muerte a los cerdos" sino "cerdo político" (POLITICAL PIGGIE) ,mientras que en el de la mansión Polanski se escribió "PIG" en la puerta y en el asesinato d e los LaBianca, se escribió: "HELTER SKELTER" y "REVOLUTION" en la puerta de el frigorífico y "DEATH TO THE PIGS" asimismo se escribió la palabra WAR escrito a cuchillo en el estómago de Leno LaBianca.
domingo, junio 22, 2008 7:10:00 PM

miércoles, 21 de enero de 2009

¿Qué es un psicópata?

Bueno... hace poco, en el post inaugural dije que trataría en profundidad el tema de qué es exactamente la psicopatía, cuales son los rasgos psicopáticos, cuáles de ellos parezco tener yo, etc... Pero ya no tengo ganas (y menos de hablar de mí), así que voy a recomendar unos links muy buenos jejeje... De la web de un psiquiatra argentino, se llama Hugo Marietán y me sorprendió hace tiempo (hace un par de años o así, creo) cuando descubrí su página, ya que atinaba en detalles que en mi opinión otros psiquiatras fallaban en libros que había leído.

Así que recomiendo dos de los artículos que Marietán dedica al tema: Artículo 1 y Artículo 2 (el segundo es más ameno pero ambos son muy interesantes).

Y para ver más cosas, dejo la página principal de esa misma web: Sección de psicopatía.

Y con estas sugerencias considero que he cumplido. Ahora dedicaré el blog a poner las chorradas que se me ocurran, sin necesidad de tener demasiado rigor jejeje

lunes, 19 de enero de 2009

El bien, el mal y la 'personalidad disidente'

Para mí el bien y el mal no son algo objetivo sino que dependen del punto de vista subjetivo de cada persona o sociedad. A menudo tienen que ver simplemente con las costumbres dentro de una determinada sociedad o cultura.

En una región y época determinada predomina una corriente moral mayoritaria (producida por diversas influencias como la religión, la educación, los libros, la moda, etc). Dentro de cada sociedad hay quienes están muy apegados a la corriente moral predominante; y también hay quienes están menos marcados por esa corriente predominante. A los individuos más independientes les influye muy poco la moral predominante y se podría decir que son amorales (no comparten la moral comunitaria), o simplemente que sienten su propia moral individual.

Por ejemplo, no hace tanto tiempo que en cierta cultura se consideraba que la mujer no debía trabajar (se entiende que se referían a trabajar fuera de casa) y era la convicción predominante de esa época. Hoy día sin embargo a la mayoría le parece bien que la mujer trabaje. Otro ejemplo son las costumbres en el vestir, como la altura a la que se consideraba correcta la falda de una mujer (por encima del tobillo llegó a parecer indecente en su día).

Como vemos, en ocasiones la moral predominante va cambiando con el tiempo. Aunque no siempre: generalmente se considera "malo" matar. Aunque se admiten numerosas excepciones: matar por la patria (la guerra), matar animales ("a fin de cuentas no son de los nuestros", parecen pensar), o la existencia de la pena de muerte en algunos países. En general podríamos decir que se ve bien matar cuando se hace con el respaldo de la mayoría de la comunidad (guerras, etc).

La personalidad disidente consiste en no dejarse llevar demasiado por la moral predominante en una determinada época. Las personas con personalidad disidente conocen la moral grupal y la siguen en sus acciones si es conveniente, pero interiormente tienen su propio criterio que a menudo difiere bastante de la moral de moda. Cuando expresan con su conducta esta divergencia de parecer, resulta chocante. En los casos de una discrepancia "ligera", como podría ser la convención acerca de la altura decente de una falda, la actitud divergente a menudo es tomada como sana rebeldía y es admirada por algunas personas. Si la discrepancia es abismal, por ejemplo si toca algún tabú "intocable" como por ejemplo la muerte, entonces generalmente queda incluso fuera de la ley y el resultado es calamitoso e inaceptable para cualquier persona decente (son los que siguen la moral predominante, o al menos las fundamentales: las leyes).

Las leyes son también subjetivas, son costumbres reglamentadas. Son útiles especialmente para las personas necesitadas de reglas (en este sentido podríamos hablar también de una personalidad sumisa, que tienen las personas que necesitan de reglas bien claras por las que regirse, para así sentirse integrados y saber a qué atenerse dentro de una sociedad determinada).

sábado, 17 de enero de 2009

Una aclaración

En el primer post de este blog dije que matar a alguien o prepararme un vaso de leche con ColaCao me parecen situaciones más o menos parecidas (al menos son comparables). Creo que esto puede ser malinterpretado, así que lo explico un poco más. Me refería a que en el mundo pasan muchas cosas, desde acontecimientos simples como rascarse la oreja, hasta sucesos complicados como una muerte. Y la vida sigue, la Tierra sigue girando, los días y las noches se suceden... el mundo no se va a parar, tanto si alguien mata a otra persona como si alguien se rasca una oreja. No es el fin del Universo, no hace falta ponernos histéricos, además la muerte es algo cotidiano en muchos países.

De modo que ambas acciones me parecen comparables en esencia, si bien prepararse un vaso de leche es algo fácil, mientras que matar a alguien requiere esfuerzo y además puede ponerse uno pringado de sangre; y soy muy perezoso. Además las consecuencias de ambas acciones son muy diferentes, ya que hacerse un vaso de leche está mucho mejor visto. Y por eso no hace falta ocultarlo, ni supone ninguna molestia en especial. Por lo tanto, normalmente siempre será más agradable hacerme un vaso de leche, esto es obvio.

No Soy Un Psicópata

Estreno nuevo blog. Todavía no sé si daré a conocer este blog o quedará en la intimidad como la mayoría de mis blogs (solo 2 de mis blogs los he "dado a conocer", y no demasiado que digamos jejeje). La verdad es que no me importa demasiado si mis blogs los leen millones de personas, o ninguna (normalmente los leen 4 gatos, excepto mi anterior blog que no ha recibido todavía ninguna visita jejej); si tengo que elegir, preferiría muuuchos lectores siempre y cuando no esperen que responda a menudo en los comentarios, ya que soy muy perezoso y de hecho varios de mis blogs que sí reciben visitas los tengo con la opción de comentarios desactivada jejeje... ¡me gusta la tranquilidad, ir a mi bola! ;-)

Quizás más adelante, navegando por internet, sí deje algún link hacia este blog: a algunos les puede dar curiosidad, y de paso si le llega a algún psiquiatra o estudioso de la psicopatía, ¡que aproveche! Pero ya veremos. Me conozco. Y una vez dichas 4 cosas que querría decir, decidiré si escribo más aquí o lo dejo a la deriva, como con otros blogs. Ya se verá.

No soy un psicópata. Soy una "buena persona", aunque ya hablaré, supongo (si no me canso antes jeje), del "bien" y del "mal". Puede que en algún post me califique a mí mismo de "psicópata" (entre comillas) o incluso sin las comillas si se me va la mano. No es del todo cierto decir que soy un psicópata, pues no lo soy. Pero tengo algunos rasgos psicopáticos marcadísimos (en especial la carencia de remordimientos, y la absoluta convicción de no sentirme responsable de mis actos), y espero (si me animo a escribir lo suficiente) ir profundizando poco a poco, en diversos posts, qué tengo de psicópata y qué no. Profundizaré en eso; pero en este post inicial avanzo algunos detalles: no soy un criminal (ni especialmente peligroso, excepto en potencia y solo si yo quisiera serlo) y uno de los típicos rasgos psicopáticos que no comparto es el de la falta de autocontrol. Me ocuparé de este tema en algún post, me parece importante; de hecho desprecio hasta cierto punto a los psicópatas que no son capaces de controlarse, y estoy convencido de que muchos psicópatas tienen un autocontrol inmensamente mayor al que se les atribuye (aunque en ocasiones no quieren ejercerlo; y eso es otro asunto, que sí respeto).

No soy un psicópata porque aunque tengo algunos rasgos psicopáticos marcadísimos (de los que ya hablaré exhaustivamente, en un post donde comentaré cada rasgo psicopático de los mencionados por Hare u otros psiquiatras) en cambio mi conducta es correcta (desde un punto de vista legal) y en parte el paradigma de la psicopatía está bastante enfocado a la conducta (es normal porque la psicopatía ha venido estudiándose como un problema social: con los delincuentes psicópatas). Mi tesis es que hay muchas, muchísimas personas que sin desplegar una conducta criminal o psicopática, en cambio sí tenemos suficientes rasgos psicopáticos para poder hablar de algo así como "personalidad psicopática", o quizás podríamos llamarlo "personalidad disidente", tratándose de personas a las que nos importan bastante poco los convencionalismos, carecemos de sentimientos de culpa, nos la rasca el futuro, no nos impresionan nada las leyes, y sin embargo somos capaces de desplegar una conducta impolutamente legal (lo único, es que sabemos que tenemos el potencial de dar "un mordisco" si nos diera la gana, y algunos lo dan, y muchos de ellos acaban en la cárcel, por "golosos" jejeje).

Creo que una de las cosas que más haré en este blog es desmentir un montón de tópicos sobre los psicópatas, ya que por lo que he leído, incluso muchos psiquiatras incurren en ellos. Por ejemplo el tópico de la incapacidad para amar del psicópata, o la incapacidad para aprender de las experiencias (ya iré hablando de cada tema). Simpatizo con quienes defienden que todo eso (cada rasgo) es una cuestión de grado, y que en la llamada "población normal" (la normalidad en realidad no existe) se encuentran esos mismos rasgos, ya sea en un lado o en el otro, y ya sea con mayor énfasis o menos.

Trataré de poner ejemplos míos siempre que pueda (de mi manera de ver el mundo) para aclarar estas cuestiones. Será en otros posts, pero por poner un ejemplo aquí, pensemos en las personas ("normales") que se espantan ante la muerte humana (guerra, asesinatos, accidentes) y en cambio se muestran absolutamente tranquilas cuando se pisa una hormiga o una araña, sin sentir la "pérdida". Para mí, una muerte es una muerte (sea de un humano o de un insecto). Se nos reprocha a los psicópatas que "cosificamos" a las personas, y se ponen ejemplos como el que acabo de citar. A las personas "normales" les parece más valiosa, de un modo "objetivo" (dicen) la vida humana que la vida de un insecto o la integridad del coche. Para mí (y para muchos psicópatas, supongo) se trata aproximadamente de lo mismo: la Vida (o el mundo) cambiando, simplemente. Naturalmente, si muere alguien que apreciamos lo sentimos, como es natural. Si muere un familiar, es algo importante, diferente a lo que mencionaba antes. La muerte es solo cambio, desaparición y renovación, pero si desaparece alguien querido, sea un familiar, incluso nuestro gato, nuestra tele, es evidente que lo vamos a sentir más. Porque desaparece alguien o algo que nos ha aportado su presencia, su compañía. Y sin embargo, aunque sea doloroso, la vida sigue. Y normalmente todos acaban superando esas pérdidas. Si acaso, sucede que los psicópatas posiblemente lo superamos antes. La vida sigue, ¡qué remedio jeje!

No sé si el ejemplo que he mencionado ha sido oportuno, pero bueno, era para ilustrar un poco sobre la afectividad del psicópata. Y aunque es fácil criticar al psicópata por "cosificar" a ciertas personas, lo que no se dan cuenta los "normales" es que es una cuestión de grado, y que incluso las personas "normales" cosifican en algún grado al prójimo. No lo ven así porque, ciertamente, la capacidad de introspección de la mayoría de las personas deja mucho que desear. Si fueran capaces de auto-observarse honestamente, se darían cuenta de que poseen todos los rasgos psicopáticos (aunque sea en dosis reducidísimas) y de que a menudo proyectan sobre el "psicópata" toda la oscuridad que ellos llevan en su propio interior, pero multiplicándola por millones, incluso lo proyectan en una intensidad mucho mayor que la realidad del psicópata de carne y hueso.

Esto que he dicho, afirmo que les ha sucedido a muchísimos psiquiatras, incluso de prestigio. Idealizáis al psicópata, aumentáis "con lupa" sus rasgos, pareciendo mucho más marcados. Y de hecho, de alguna manera, los psicópatas criminales entrevistados por psiquiatras, captan ese "juego" y contribuyen a la expansión de este mito o ideal exagerado del psicópata. Ya hablaré de ello, de los remordimientos (en eso soy experto -de la ausencia de), de cada rasgo, indicando dónde hay exageraciones con frecuencia.

Ocasionalmente, a nivel individual, sí habrá psicópatas que se acerquen mucho al mito, pero generalizar a partir de los mitos hace perder a los psiquiatras la perspectiva real: la mayoría de las personas con rasgos psicopáticos elevados, no están en las cárceles ni se convierten en criminales. Y no me refiero solamente a la moda de hablar de los psicópatas empresarios, políticos, etc, sino más allá aún de eso, los habemos completamente indetectables: al psicópata empresario se le detecta por su conducta perjudicial y molesta, pero en el borde correcto de la ley se libran de responsabilidad penal; pero digo que más allá de esos, habemos lo que yo llamaría "psicópatas" o "personalidad psicopática o disidente", quienes no mostramos en absoluto conducta psicopática ni la mostraremos jamás excepto si puntualmente surge un fuerte contratiempo u ocasión. Este tipo no conductual de psicopatía es indetectable porque no hay el rasgo de la carencia de autocontrol, de modo que viene a ser como disponer de un botón para activar y desactivar a placer nuestra conducta psicopática.

Verdaderamente, estos "psicópatas" indetectables no son el psicópata "de libro" estudiado por la mayoría de psiquiatras y por el DSM-IV, ni dan tantos problemas (al menos visiblemente). Si tengo ganas, próximamente iré ampliando todo esto que pienso. Comentaré desde mi punto de vista, centrado en mí, qué rasgos psicopáticos tengo muy marcados y cuales no. Otros "personalidades disidentes" podrían diferir en otros rasgos diferentes. Personalmente, no me interesan demasiado los psicópatas tan extremadamente impulsivos que apenas tengan autocontrol, pero afirmo aquí, que salvo que tengan otras anomalías (psicosis, neurosis, manías, debilidades) sospecho que muchos de esos psicópatas etiquetados como "de poco autocontrol" en realidad son mucho más capaces de controlarse de lo que se supone. A menudo sucede, sencillamente, que no quieren. Y pondré un ejemplo de esto, para acabar este primer post: nunca he hecho daño a nadie, mi conducta es modélica. Pero supongamos que algún día, alguien hace algo verdaderamente odioso y nefasto para mí. Podría entonces dejar salir mi lado demoníaco y acabar con tal persona (suponiendo que tuviera fuerzas para ello, lo cual es probable si sumamos el factor sorpresa y la determinación, junto a la indiferencia a que salga mal para mí la "pelea"). Tengo bastante paciencia, sin embargo. Las personas normales suelen decir que en caso de un motivo tremendo (por ejemplo el asesinato de un hijo por parte de un terrorista) matarían al asesino, por odio y rabia, por venganza. No es mi caso (si quiero, tengo aguante de sobra para asumir una pérdida personal tan grave). Se supone que los psicópatas serían capaces de eso mismo pero sin necesidad de un motivo tan mayúsculo como la pérdida de un hijo. Un psicópata podría vengarse y asesinar por una simple discusión (por paranoias crónicas donde le irrita cada vez que alguien le "humilla" llevándole la contraria). Ese no es tampoco mi caso (me la rasca que me lleven la contraria, incluso me la rasca que me provoquen). Pero, en mi caso, si llegara el caso de sentirme especialmente harto, ofendido, dolido, traicionado, podría sopesar tranquilamente (sin la más mínima falta de autocontrol, sin impulsos ciegos) si tratar de matar de inmediato a esa persona, o preparar la muerte en una situación de "emboscada", o pasar del asunto y prepararme un simple vaso de leche con ColaCao. Y ahí está la diferencia: para una persona "normal", no hay posible comparación entre matar a alguien o prepararse un vaso de leche con ColaCao. Para mí sí, es algo muy parecido: en el fondo se trata simplemente de decidir qué me apetece más hacer en ese momento determinado. El psicópata-"robot" que mencioné antes (el típico de los psiquiatras), si realmente tiene tan marcado el rasgo de la escasez de autocontrol le sucederá que su impulsiva conducta no le dejará elegir. En eso difiero de los psicópatas: yo sí puedo elegir. Y tranquilamente decidir si dar una lección durísima, afrontando las consecuencias (la cárcel), o prepararme un agradable vaso de leche con ColaCao.

Hasta ahora nunca me he encontrado ante un dilema así (no es fácil provocarme, tengo muuucho aguante). Y de todas maneras, siento un gran deleite por los vasos de Colacao jejejeje

En cualquier caso, no sé lo que haría en cada situación, porque siento que las decisiones se toman solas (supongo que algún psiquiatra podría tratar de interpretar esto como una pista o "chispa" relacionada con la falta de autocontrol: el impulso "irrefrenable", decisiones tomándose solas jejeje... pero no es tan así... es otra onda... y no la sé explicar bien; de alguna manera las decisiones se toman solas, y sin embargo siento tener el control, en cierto nivel tengo una capacidad de procesar mis impulsos muy superior incluso a la gente "normal").

Y bueno... que ya he hablado bastante por ahora, sin siquiera saber si abrir este blog ha sido mi enésimo capricho; vete a saber lo que durará... pero me gustaría que me surjan ganas de comentar al menos algunas cosillas más, y si algún día alguien quiere aprender sobre la psicopatía contada desde dentro, ¡que le aproveche!

PD: ¡Ah, y qué tonto! Siendo el primer post, se me olvidaba comentar unas cosas mínimas sobre mí. Soy español (aunque nada patriota, vaya; me siento de todas partes), paso de los 30 años, no tengo una orientación sexual concreta, digamos que me puedo considerar "bisexual" o "pansexual", o incluso asexual porque me gusta ir completamente a mi bola, sin tener que seguir a nadie ni buscar nada. Solamente si surgen las cosas por sí solas (y no solo el sexo, sino el trabajo, todo...) entonces estoy abierto a lo que surja... siempre que me guste y me apetezca en ese momento.

Ah, y al hablar de sexo me he acordado de los prejuicios. La gente "normal" (esa gente que en realidad no existe: nadie es normal) tiene muchísimos prejuicios, probablemente muchos más que los psicópatas. No solamente en cuanto a la sexualidad, sino en todo. Pero siguiendo el asunto del sexo, pongo de ejemplo que siendo todos bisexuales, la mayoría no se dan cuenta de que lo son, y lo reprimen. En fin, no es que me importe mucho, pero yo lo digo.